Desde su debut discográfico en 1977 con el álbum My Aim Is True, hasta este The very best of..., mucho ha sido el camino transitado por Elvis Costello. Arquetipo sobreviviente de la "nueva ola inglesa" hacia fines de los setenta, paradójico héroe de la generación post-punk, el guitarrista se dedicó a resignificar los ritmos de los años '50 y '60 con indiscutible personalidad. Durante dos años, mientras se ganaba la vida como operador de computadoras en una división de la firma de cosméticos Elizabeth Arden, intentó infructuosamente grabar un disco. Por entonces, un material conteniendo una versión del tema "Mistery Dance" llegó a manos de Jack Riviera, en Stiff Records, y como por casualidad Nick Lowe descubrió en la segunda cara del mismo la casi totalidad de los temas que finalmente originarían el disco debut de Costello.
El músico era fanático admirador de Brinsley Schwarz, la banda en la que Lowe tocaba el bajo, y fue precisamente Lowe quien guió a Costello en sus primeros pasos dentro del mundo discográfico. Juntos fueron dinamita, la astuta combinación de una buena producción y una dirección inteligente le aseguraron a Costello la audiencia merecida. La audaz maniobra de tocar en vivo y a todo volumen frente al hotel en que CBS International celebraba una convención, significó la concreción del acuerdo de distribución inicial entre Columbia y Costello. El espíritu de trabajo constante y la promoción de expertos que se ocuparon de acentuar el misterio que ya en sus comienzos lo rodeaba, hicieron el resto. Todo ello potenció el crecimiento de un nombre al que hoy por hoy, miles de personas en el mundo le rinden culto. "Las únicas dos cosas que me importan, las únicas motivaciones que me llevan a escribir mis canciones, son la venganza y la culpa", diría alguna vez, y con su obra no haría sino confirmar estas palabras. Desde 1978, él trabajó exclusivamente con la banda The Attractions, enfervorizando al público con sus únicas actuaciones en vivo. Grabaron once álbumes en nueve años. Catalogados como una de las agrupaciones que de manera más interesante han sabido combinar rock, con pop, soul y country, su frondosa producción es un auténtico problema a la hora de seleccionar temas para conformar un compilado. Quizás por ello haya sido el mismo Elvis el encargado de elegir personalmente cada una de las veintidós canciones.
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